¡Muy buenas a todos! Llevaba tiempo sin escribir y os debo una disculpa, pero es que esta vez he aprovechado mis cinco días libres para ir a visitar a Helga a Liverpool y es que hacía tres meses que no la veía. ¡Tres meses! Que se dice pronto pero es el tiempo que llevo ya en el Reino Unido y que aunque suene mal por mi parte no quiero irme todavía –en navidades si, tengo muchas ganas-.
Pero bueno, lo que venía a contaros no son mis ganas de quedarme en el frío norte, no. Lo que yo quiero es contaros mi experiencia en Liverpool con el mundo Erasmus. La ciudad en si no tiene mucho que ver y no es fea. No se de donde saca la gente esa manía de decir que Liverpool es feo -o Manchester-, pero no es feo. 
Desde luego no lo puedes comparar con ciudades como Londres o Cambrige, pues Liverpool es una ciudad menos transitada y más industrial. No tiene edificios muy grandes ni pomposos, pero en las calles hay tiendas y cafés muy curiosos. ¡Como The Cavern! Que seguro que todos sabéis lo que es. Tenía muchas ganas de ir, por los Beatles y por Jake Bugg, que tocó allí y dejó una guitarra firmada además de su nombre en la pared de ladrillo. Llamadme loca, pero es uno de mis artistas favoritos y aun no he tenido la suerte de poder escucharlo en directo, aunque ganas no me han faltado.
También estuve en el Tate –otro museo para variar– y la verdad es que me dejó bastante impactada. No en el buen sentido.
No es que las obras fueran malas, pero había un vídeo en concreto que no dejó a nadie indiferente. Una mano falsa con dedos gigantes y un cuchillo de carnicero. Seguro que lo que imaginéis se acerca bastante a la realidad. Había una exposición de Matisse en la primera planta con varias obras. Había visto alguna en libros antes, pero nunca es lo mismo tener las pinturas delante.
Y hablando de museos, también fuimos al museo Walker, que eran todo pinturas británicas, pero había desde victorianas hasta actuales. Además de una zona dedicada al diseño donde había un teléfono móvil dentro de la vitrina y al principio pensamos que no formaba parte de la exposición.
Además de que tenían vestidos de hombre. Pero lo que más me impresionó fue encontrarme con una silla que aparecía en mi libro de diseño hace dos años y que siempre pensé que sería incómoda. Me equivoque. ¡Es la silla más cómoda del mundo!
Y bueno, después de eso me llevó a una cafetería la mar de cuca 
y me tomé un té que no me gustó demasiado, pero la tarta estaba buenísima. También vimos tiendas, un par, y el mercadillo de navidad que no era demasiado grande –no se porqué en todos los mercadillos hay un puesto de comida española-.
En general fue un buen viaje, sus compis de erasmus todos encantadores y sin dejar que me quedara fuera. ¡Hice yo la comida un día! Y tuvimos comida familiar. Nunca había cocinado para seis personas pero no salió tan mal… Si pudiera haría otro viaje más a Liverpool ahora que me he enterado de que tengo siete días libre dentro de dos días, pero bueno, no todo sale como una quiere y el viaje fue estupendo. Ya les darás a todos las gracias de mi parte por ser tan encantadores, Helga. Y a ti, gracias por adoptarme estos días. ¡Nos vemos en navidad por tierras españolas!
Aedea 